El Carnaval tinerfeño, uno de los eventos culturales y festivos más emblemáticos del archipiélago, atraviesa días de tensión tras el comunicado oficial emitido por Rudy Ruymán, educador social, influencer y creador de contenido. Ruymán anunció que ha decidido iniciar acciones legales para defender —según sus palabras— su honor, dignidad y vida personal y profesional, que asegura han sido gravemente dañados por acusaciones públicas, entre ellas el calificativo de “racista”, que rechaza “de forma absoluta”.
El conflicto, que estalló en plena temporada carnavalesca y en un contexto altamente sensible para el colectivo murguero, ha desatado un intenso debate público. Las murgas, figuras clave del Carnaval y tradicionalmente conocidas por su crítica social desde el humor y la sátira, han quedado situadas en el centro de la polémica.
Conciliaciones en los juzgados: una misma abogada y ausencias destacadas
Según detalla Ruymán, ya se han celebrado varios actos de conciliación en el Juzgado de La Orotava con distintas murgas implicadas. Afirma que representantes de Murga Trapaseros y Murga Los Mamelucos —presidentes, directores y letristas— no comparecieron personalmente, siendo representados por la misma abogada, Sandra M. Rodríguez. La misma representación legal, asegura, acudió también en la conciliación celebrada con la exalcaldesa Patricia Hernández (PSOE).
Ruymán interpreta esta coincidencia como un indicio de “presunta coordinación” y “posible politización” detrás de las acusaciones.
Instituciones bajo la lupa
Además de las acciones dirigidas a particulares y colectivos murgueros, el creador de contenido afirma haber presentado escritos contra el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Ayuntamiento de Candelaria por una presunta “falta de acción”. Será la Justicia —afirma— quien determine responsabilidades.
Un conflicto que golpea el espíritu del Carnaval
El Carnaval, que para muchos es sinónimo de libertad, crítica social y convivencia, ha sido el escenario donde esta disputa ha ganado visibilidad. La figura de las murgas, históricamente respetada por su capacidad de denunciar injusticias desde la risa y el ingenio, ha quedado envuelta en un cruce de acusaciones que amenaza con desvirtuar el ambiente festivo.
En su comunicado, Ruymán sostiene que las acusaciones han provocado daños “irreparables” en su vida personal, profesional y en su salud. Asegura haber intentado evitar llegar a los tribunales y que solo pidió “unas disculpas sinceras”. Sin embargo, lamenta que “nadie dio la cara”.
El eco de las calles: apoyo y división en el mundo murguero
Mientras las redes sociales hierven con opiniones encontradas, en el entorno carnavalesco también se perciben posiciones diversas. Ruymán afirma haber recibido apoyo de numerosos murgueros que, según dice, “no están de acuerdo con lo sucedido”.
El creador de contenido agradece las muestras de apoyo tanto en la calle como en plataformas digitales, y reafirma su compromiso de llegar “hasta el final” por la vía legal.
Carnaval, identidad y controversia
En un evento que forma parte intrínseca de la identidad cultural canaria, este conflicto ha abierto un debate sobre los límites de la sátira, la responsabilidad pública de sus protagonistas y las consecuencias sociales de las acusaciones difundidas en espacios de gran visibilidad.
Mientras los procedimientos judiciales avanzan, el Carnaval continúa su curso, con la esperanza de que el espíritu festivo, la crítica desde la verdad —como expresa Ruymán— y el respeto entre sus protagonistas puedan prevalecer sobre las tensiones actuales.
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