El juego de mesa ‘Después de Cádiz Ni Hablar’ se ha convertido en un fenómeno entre los amantes del Carnaval gaditano. Con un tablero que recrea los rincones más emblemáticos de la ciudad, fichas temáticas y más de 400 preguntas sobre cultura, gestos y concursos, este juego ofrece horas de diversión mientras los jugadores compiten por llegar primero a la mítica Alameda. Su éxito ha sido tal que ahora surge la pregunta: ¿por qué no crear una versión similar sobre el Carnaval de Tenerife?
La idea ha comenzado a circular en redes sociales, donde varios usuarios han planteado la posibilidad de desarrollar un juego inspirado en la fiesta chicharrera. Entre los nombres que se mencionan para colaborar en este proyecto figuran Pedro Mengíbar, presidente del Aula de Cultura del Carnaval Chicharrero, y Ramón Guimerá, reconocido historiador y gran conocedor de la tradición carnavalera tinerfeña. Su participación garantizaría el rigor histórico y cultural que requeriría un producto de estas características.
Un posible ‘Después de Santa Cruz Ni Hablar’ podría incluir un tablero con los lugares más representativos de la capital, como la Plaza de España, el Teatro Guimerá o la Avenida Francisco La Roche. Las fichas podrían representar elementos icónicos del Carnaval: una murga, una reina, una rondalla o una comparsa. Las preguntas, divididas en categorías, abarcarían desde historia y anécdotas hasta letras de murgas y datos sobre los concursos más memorables.
La viabilidad del proyecto dependería de la colaboración entre instituciones, diseñadores locales y expertos en la materia. El Aula de Cultura del Carnaval podría ser el impulsor, mientras que ilustradores tinerfeños podrían dar vida al diseño. Además, contar con el respaldo de figuras como Mengíbar y Guimerá añadiría un valor incalculable al resultado final.
Mientras los gaditanos disfrutan de su versión, en Tenerife la idea comienza a tomar forma en el imaginario colectivo. Un juego así no solo sería un producto de ocio, sino también una herramienta para preservar y difundir la rica cultura del Carnaval chicharrero. La pregunta ahora es: ¿Quién dará el primer paso para hacerlo realidad? El interés está ahí, y la fiesta más grande de Canarias bien merece su propio homenaje lúdico.