Nunca existió un precarnaval como el de este año, con locales mudos, sin pasacalles ni trajín en los altares de la fiesta: el mercado de La Salud -donde sus grupos acordaron de forma colegiada suspender los preparativos- o La Noria, entre otros salones. Las recomendaciones sanitarias se han cumplido y las murgas, comparsas, rondallas y agrupaciones esperan que la organización aclare si hay fiesta. Se trasladaría de febrero a unos días de julio; o a 2022.

En Santa Cruz, hay apagón de Carnaval siguiendo los consejos de los concejales de Patrimonio, Dámaso Arteaga, y Fiestas, Alfonso Cabello, que pidieron no ensayar; de hecho, los grupos de La Salud los suspendieron, una decisión seguida en cascada por la mayoría de murgas infantiles y resto de colectivos, hasta que el Carnaval aclare sus planes de futuro. Por ahora, se prevén unos actos festivos en julio, que no sería el equivalente de trasladar el programa de febrero a ese mes. Se baraja hacer galas y exhibiciones en un sucedáneo de Carnaval de diez días. O incluso, dar el salto a 2022, según evolucione la Covid-19.

Humberto Gonar

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