La concejala de Carnaval y Fiestas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Inmaculada Medina, se encuentra actualmente en el punto de mira tras ser investigada en el marco de la supuesta trama de corrupción desvelada por el ‘Caso Valka’. Este giro judicial contrasta con la larga y sólida trayectoria de la edil, conocida internamente como la ‘superconcejala’ por la acumulación histórica de responsabilidades en el consistorio.

Perito mercantil de profesión y empleada pública en el Gobierno de Canarias desde 1989, Medina (Las Palmas de Gran Canaria, 1960) ha manejado en las últimas dos décadas buena parte de los servicios municipales clave. Afiliada al PSOE desde 1987, su ascenso comenzó con la lista de Jerónimo Saavedra en 2007, iniciándose en Cooperación Internacional para, en una escalada sin precedentes, acabar asumiendo la segunda tenencia de alcaldía y áreas como Limpieza, Parques y Jardines, Playas y Salud Ambiental.

Exposición pública y polémicas en el Carnaval

Fue en 2015 cuando el Carnaval entró en su cartera de competencias, un evento que incrementó notablemente su exposición pública. Su gestión de la fiesta quedó marcada por episodios como la interrupción del concierto del artista puertorriqueño Manny Manuel en el Parque Santa Catalina, alegando que el intérprete se encontraba bajo los efectos de sustancias nocivas.

Sin embargo, es ahora la Justicia la que proyecta una nueva sombra sobre su gestión festiva. La investigación del ‘Caso Valka’ ha vinculado a la concejala a través de 89 facturas que están siendo analizadas por los investigadores. Además, su actual presidencia de la Sociedad de Promoción de la ciudad –ente que también está bajo la lupa por contratos vinculados al Carnaval y las fiestas– añade otro foco de escrutinio.

De la acumulación de cargos a la reducción de competencias

En su momento de máxima influencia, Medina llegó a ser alcaldesa accidental durante dos semanas y fue pieza clave en las alcaldías socialistas. No obstante, la reciente reestructuración con la llegada de Carolina Darias al equipo de gobierno supuso la retirada de la mayoría de sus servicios públicos, conservando Aguas, Carnaval y la Coordinación Territorial.

La trayectoria de Inmaculada Medina refleja así una parabola significativa: de ser la ‘superconcejala’ capaz de gestionar múltiples áreas simultáneamente a ver su figura ensombrecida por una investigación que cuestiona los manejos contractuales en los eventos que ahora mismo dirige. El ‘Caso Valka’ sitúa a la responsable del Carnaval en una encrucijada que trasciende lo festivo para adentrarse en el ámbito de la responsabilidad judicial.

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