Las Palmas de Gran Canaria ha vuelto a ser escenario de un debate encendido en torno a la asignación de recursos para eventos culturales. En esta ocasión, el foco se centra en el coste del Carnaval, que ha generado comparaciones inquietantes con el Festival de Música de Canarias, un evento de renombre internacional.

La concejala de Carnaval y presidenta de la Sociedad de Promoción, Inmaculada Medina, ha cifrado el gasto total del Carnaval en 7,3 millones de euros, mientras que el grupo popular en el Ayuntamiento eleva esa cifra a cerca de 9 millones, basándose en las licitaciones publicadas. Esta cantidad es particularmente significativa si se compara con el presupuesto del Festival de Música de Canarias, que en su edición de 2024 fue de 2,9 millones de euros, un monto que se ha mantenido constante en los últimos años.

El Festival de Música de Canarias, aclamado por su prominencia en el ámbito de la música clásica, ofrece una programación robusta de 60 conciertos en una veintena de espacios a través de las ocho islas. Este contraste entre el Carnaval y el festival musical pone de relieve una disparidad en la inversión cultural en la región. Según Medina, el presupuesto del Carnaval es equivalente al de dos festivales de música; tres si se considera la cifra apuntada por el grupo popular.

Un aspecto aún más llamativo es la inversión realizada en conciertos específicos durante el Carnaval, como el de Maluma y Ráfaga, que ascendió a 943.707,9 euros. Sumando los gastos de producción, la cifra total se aproxima a 1,2 millones de euros, lo que casi iguala la inversión total del Gobierno de Canarias para el Festival de Música de 2025, que fue de 1,3 millones.

Este contexto alimenta la pregunta: si el Carnaval es considerado “cultura” por el grupo de Gobierno municipal, ¿por qué se asignan tales presupuestos desproporcionados en comparación con otras actividades culturales de la región? Las cifras son reveladoras. El presupuesto anual para la red de museos insulares, que incluye varias casas-museo y el futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria, asciende a 8.220.683 euros, superando el coste del Carnaval. Por su parte, el presupuesto del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) es de 4.503.179 euros, lo que también queda por debajo del gasto carnavalero.

Asimismo, la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, que tiene un presupuesto de 9.044.011,69 euros, recibe menos inversión que lo que costó el Carnaval. Hasta el presupuesto de la Fundación de las Artes Escénicas, que gestiona el Teatro Cuyás y la Sala Insular de Teatro, es de 4.215.150 euros, unos tres millones menos que el Carnaval.

El Ayuntamiento también destina recursos a la Fundación Auditorio Teatro, que recibió 1,6 millones de euros en 2024, comparado con los 1,65 millones del Cabildo de Gran Canaria. Sin embargo, la suma total de la Fundación, incluyendo ingresos propios, es de 5.155.000 euros, 2,1 millones menos que el costo del Carnaval.

La Sociedad de Promoción, que gestiona gran parte de la actividad cultural en la ciudad, también se encarga de eventos como el Carnaval, las Fiestas Fundacionales y diversas actividades culturales. Con una subvención directa de 19,5 millones de euros, de los cuales 13,3 millones se destinan a cultura, el Carnaval sigue siendo un elemento clave en la asignación de recursos.

En un entorno donde la cultura debería ser prioritaria, la gran inversión en el Carnaval plantea preguntas sobre las prioridades del Ayuntamiento y del Gobierno de Canarias. ¿Es este evento realmente un motor cultural o simplemente una celebración que eclipsa otras manifestaciones artísticas? La discusión está servida, y la necesidad de un equilibrio en la inversión cultural se vuelve más evidente que nunca.

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