La murga adulta Jocicudas se enfrenta a la que califican como “una de las situaciones más críticas” de su trayectoria a escasas semanas del Concurso de Murgas Adultas del Carnaval. El motivo: la falta de un local de ensayo, una carencia que las ha llevado a preparar su repertorio en plena vía pública, una solución que tachan de “insostenible” y perjudicial para su trabajo.
Según ha explicado la formación, a día de hoy no vislumbran “ninguna solución eficaz” que les permita montar sus parodias y realizar los ensayos en unas condiciones mínimas. Esta precariedad logística, aseguran, está afectando “de forma grave” al desarrollo normal tanto de su creación artística como de la organización interna del grupo.
Ante este escenario de incertidumbre y desamparo, desde Jocicudas no descartan tomar una medida extrema: plantearse no participar en el Carnaval de 2026. Esta decisión, aún no tomada definitivamente, supondría un duro revés para la propia agrupación, que vería truncado un año de trabajo, y también para el concurso, que perdería a una de sus formaciones consolidadas.
La denuncia pública pone el foco en un problema recurrente para muchas agrupaciones carnavaleras: la dificultad para acceder a espacios municipales o locales adecuados para los ensayos, especialmente en la fase final de preparación, donde se requiere concentración, privacidad y condiciones técnicas básicas. La imagen de una murga ensayando en la calle, con el ruido ambiental y la falta de intimidad, evidencia una fractura entre la dimensión cultural del Carnaval y los recursos prácticos que se destinan a sus protagonistas.
La posible baja de Jocicudas abre ahora un período de incógnitas sobre la resolución de este conflicto y sobre la capacidad de las instituciones responsables de facilitar los medios necesarios para que el tejido carnavalero, motor de la fiesta, pueda desarrollar su labor en condiciones dignas. La murga aguarda una respuesta mientras el reloj para el concurso sigue avanzando.