La esencia del Carnaval no solo reside en el escenario, sino en la familia que se forma tras los ensayos. Ayer, la afilarmónica Los Nietos de Kika y su cantera, la murga infantil Los Nietitos de Kika, demostraron que la fuerza de una agrupación va más allá de la música y la crítica, celebrando su almuerzo de Navidad en un emotivo encuentro familiar.
El evento, que reunió a miembros de todas las edades, desde los más veteranos hasta los más pequeños de la casa, sirvió para fortalecer los vínculos que unen a esta gran saga carnavalera. Lejos de los focos y los disfraces, la jornada estuvo marcada por la comida, la camaradería y la alegría propia de estas fechas, en un ambiente distendido y lleno de cariño.
“Estos momentos son los que realmente alimentan el alma de la agrupación”, comentó uno de los miembros fundadores. “Ver a los niños jugando entre ellos, a los veteranos compartiendo anécdotas y a todos unidos en una misma mesa es lo que da sentido a todo el trabajo del año”.
La celebración no solo refuerza el espíritu de equipo de cara a la próxima temporada carnavalera, sino que subraya la importancia de la cantera como pilar fundamental. Los Nietitos de Kika, que ya son una parte activa y brillante del panorama infantil, aprenden así, desde dentro, los valores de pertenencia, tradición y esfuerzo compartido.
Con risas, brindis y el ya característico humor murguero rondando la mesa, la familia de Kika demostró una vez más que la fuerza de una murga está en su gente. Un almuerzo que, más que una tradición, es la semilla de la ilusión para el próximo Carnaval que está por venir.