“Al pan, pan y al vino, vino”. Bajo esta máxima vive y crea Sarah Lómore (Las Palmas de Gran Canaria, 1994), una influencer cuya sinceridad sin tapujos le ha valido tanto seguidores como la etiqueta de “arrogante”. “Digo lo que siento, no lo que la gente quiere oír”, afirma esta creadora de contenidos que acumula más de 3,5 millones de visualizaciones y que ahora enfrenta uno de sus mayores retos: ser candidata a Reina del Carnaval de la capital grancanaria.

De la explotación laboral al trono del Carnaval

Lómore, que reside actualmente en Londres pero mantiene un fuerte vínculo con sus raíces canarias, explica cómo surgió esta oportunidad inesperada: “Me lo ofrecieron y al principio me impacté. Me quedé en blanco, consulté con mi círculo de amigos y no tardé demasiado en decir: ¿Y por qué no?; ¡vamos a ello!”. La decisión, tomada en apenas un par de días, representa para ella la materialización de un sueño infantil: “¿Quién no ha soñado alguna vez con ser reina del Carnaval?”.

El origen: un cabreo que se volvió viral

El fenómeno Sarah Lómore nació, según cuenta, de “una calentura”. Todo comenzó con un vídeo grabado minutos después de dejar su trabajo en una tienda de ropa donde las condiciones no se correspondían con lo pactado. “Yo acababa de volver de Londres -donde residió durante una década- y me di cuenta de que nada había cambiado, que en Canarias todo seguía igual”, recuerda.

Ese primer contenido, cargado de frustración pero también de humor, conectó inmediatamente con una audiencia que se sentía identificada. “Me di cuenta de que la gente quería a alguien que contara las cosas que nadie se atrevía a decir”, explica. Desde entonces, ha dedicado parte de su contenido a denunciar situaciones de explotación laboral, un tema que considera tabú en la sociedad canaria.

Humor y crítica social: la fórmula del éxito

Para Lómore, el humor es el vehículo perfecto para transmitir mensajes incómodos. “Cuando un problema te lo cuentan con humor lo asimilas mucho mejor”, sostiene. Esta combinación de crítica social y entretenimiento le ha permitido alcanzar una audiencia masiva mientras aborda temas espinosos.

Sobre su estilo directo, que algunos tildan de “bruto”, la creadora es consciente pero no se arrepiente: “Puedo aceptar que uno de mis defectos sea pecar de bruta, pero en mi familia y en mi entorno saben cómo soy”. Y añade: “Cuando doy mi opinión no me importa herir a una persona. La verdad duele menos cuando es sincera”.

El doble filo de las redes sociales

Con una década de experiencia en el mundo digital, Lómore conoce bien las dos caras de la moneda. “Si alguien te quiere desear la muerte en las redes sociales lo va a hacer sin ningún tipo de miramientos. Eso es algo con lo que tienes que aprender a convivir”, reflexiona.

Sin embargo, el reconocimiento en la calle compensa los ataques virtuales: “Tu popularidad no se mide con los seguidores que tienes en TikTok o Instagram, sino en el cariño que te demuestra la gente en la calle”.

El Carnaval como nuevo escenario

Su candidatura a Reina del Carnaval representa para Lómore la oportunidad de llevar su autenticidad a uno de los eventos más importantes de la cultura canaria. “Los canarios somos carnavaleros y, por lo tanto, nos gusta vivir la fiesta desde dentro”, afirma.

Mientras prepara su fantasía para la gala, esta creadora que empezó grabando vídeos por “cabreo” demuestra que en la era digital, la sinceridad -aunque incómoda- puede ser el camino hacia nuevos escenarios, incluso los más tradicionales como el Carnaval.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *