El municipio de Agüimes cuenta desde hoy con un bosque de la memoria carnavalera. Cincuenta olivos, uno por cada año de historia, perpetuarán el legado de Los Sombreritos, la formación murguera más longeva de Gran Canaria, en el área recreativa de El Milano. El acto de plantación, que contó con la presencia de más de un centenar de personas, representa la consolidación de una agrupación que ha hecho del carnaval una seña de identidad colectiva.
La ceremonia, que incluyó el descubrimiento de una placa conmemorativa, reunió a representantes institucionales, vecinos y la práctica totalidad de los 106 componentes actuales del grupo. Cada árbol ha sido numerado y asignado a una pareja de miembros de la agrupación, creando un vínculo tangible entre las generaciones que han formado parte de esta institución festiva.
Un símbolo de permanencia y comunidad
El olivo, especie profundamente arraigada en la cultura mediterránea, se convierte en el emblema perfecto para una agrupación que ha sabido mantener viva la llama del carnaval durante cinco décadas. El Ayuntamiento de Agüimes se ha comprometido con el mantenimiento y riego de esta nueva arboleda, que contará con mesas para convertirse en un espacio de convivencia y esparcimiento ciudadano.
El presidente del Cabildo, Antonio Morales, destacó durante el acto la capacidad de la agrupación para “convivir entre pasado y presente”, adaptándose a nuevas formas de expresión sin perder su esencia. “El arraigo del Carnaval en el municipio le ha convertido en parte inseparable de su identidad”, afirmó, subrayando el papel de Los Sombreritos como ejemplo de “cohesión social”.
Cincuenta años de evolución sin perder la esencia
Fundada en 1975, la murga ha demostrado una extraordinaria capacidad de renovación generacional manteniendo su carácter integrador. “Nunca han sido remolones a la hora de incorporar a las nuevas generaciones”, señaló Morales, quien definió a la agrupación como “integradora y amable”, alejada de discursos que “descalifican o crean crispación”.
Esta plantación se enmarca en un amplio programa de actividades conmemorativas que ha incluido la publicación del libro ‘Los Sombreritos: una murga para quitarse el sombrero’ y la exposición ’50 años de disfraz, de canción, de vida’, celebrada en la Sala de Arte Agüimes entre febrero y marzo de este año.
El nuevo olivar de El Milano se convertirá así en testigo silencioso del futuro de una agrupación que ha convertido la fiesta en tradición, y la tradición en patrimonio vivo de todo un pueblo.