El mundo del Carnaval vive un momento de transición histórica. José Antonio Vera Hernández, alma máter y fundador de la murga Los Tiralenguas, anunció hace algunas semanas oficialmente su retirada del colectivo que creó en 1991. En un emotivo mensaje,  cerró una etapa de 34 años que definió como “inmensamente feliz”, llena de aprendizajes y momentos imborrables.

El adiós de un padre fundador

“Finalizo una andadura donde he sido inmensamente feliz, donde he vivido un sinfín de momentos que se quedarán conmigo para siempre”, declaró Vera, quien aseguró tomar esta decisión “con tranquilidad y satisfacción”. Con la metáfora perfecta de quien deja ir a un hijo ya maduro, confesó: “Siento a este colectivo y a este payaso como un hijo, al que he criado con mucho mimo y pasión”.

Su salida marca el fin de una era para una de las murgas más queridas del Carnaval de Tenerife, conocida por su ingenio, crítica social y espectáculos memorables. Sin embargo, Vera deja el grupo en buenas manos: Osel Martín, carnavalero de amplia trayectoria, ha sido elegido como nuevo director.

Osel Martín: sangre nueva para mantener la esencia

El anuncio de Martín como sucesor ha sido recibido con entusiasmo en la comunidad murguera. Incluso algunos han dedicados mensajes en la publicación donde se anunciaba el nombre del relevo “Quienes te conocemos sabemos del amor, la entrega y la pasión con la que vives el carnaval”

Martín, reconocido por su energía y conocimiento de la tradición carnavalera, enfrenta ahora el reto de mantener viva la esencia de Los Tiralenguas mientras imprime su propio sello. 

¿Qué viene para Los Tiralenguas?

Con este relevo generacional, la murga se prepara para una nueva etapa. Vera seguirá vinculado como figura de referencia, pero desde un segundo plano, mientras el equipo se renueva bajo la batuta de Martín.

Los seguidores del Carnaval ya esperan con ansias la próxima presentación del grupo, que sin duda rendirá homenaje a su fundador mientras mira hacia el futuro. Una cosa es segura: aunque Vera deja el escenario, su legado seguirá sonando en cada crítica, cada melodía y cada risa que Los Tiralenguas regalen al público en los carnavales venideros.

El Carnaval no olvida a sus leyendas, pero celebra a quienes mantienen viva su esencia.

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