Un acto protocolario en honor a la patrona de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife derivó este martes en un incómodo momento político cuando dos concejales del PSOE, Andrés Martín Casanova y Alana Michelle Chinea, se retiraron de la fila de saludos al detectar la presencia del alcalde, José Manuel Bermúdez (CC).
Un rechazo personal, no institucional
Según fuentes socialistas consultadas, el gesto no respondió a una directriz del partido, ya que otros ediles del mismo grupo sí participaron en el protocolo. La decisión partió expresamente de Martín Casanova, quien habría actuado como protesta por lo que considera una “persecución política” derivada de su etapa como concejal de Fiestas (2019-2023).
Chinea, por su parte, secundó la acción por solidaridad con su compañero, según las mismas fuentes. Ambos declinaron hacer declaraciones posteriores. El Ayuntamiento, preguntado por una posible reacción del alcalde, no ha emitido respuesta.
Trasfondo judicial
El desencuentro no es casual. Martín Casanova fue absuelto en marzo de 2025 por la Audiencia Provincial de cargos de prevaricación vinculados a contratos del Carnaval 2020, cuando el PSOE gobernaba con Patricia Hernández. La Fiscalía había pedido 12 años de inhabilitación por un presunto fraccionamiento de 21 contratos (227.132 €), pero el tribunal no halló intención delictiva ni perjuicio económico.
Más significativo aún: la sentencia cuestionó la “existencia de motivos espurios” en la denuncia, alimentando la tesis del edil sobre una campaña en su contra. Este contexto explica su negativa a saludar a Bermúdez, en un claro mensaje de descontento por lo que interpreta como una estrategia de desgaste político.
Reacciones en diferido
El episodio reaviva las tensiones en un pleno ya fracturado. Mientras el PSOE evita calificarlo como posición oficial —subrayando que fue una acción individual—, desde CC se espera una reacción medida para no alimentar la polémica. Analistas políticos señalan que el gesto refleja la polarización persistente en Santa Cruz, donde las heridas judiciales siguen condicionando la convivencia institucional.
¿Un hecho aislado o el preludio de nuevos enfrentamientos? La pregunta queda en el aire mientras ambos bandos miden sus próximos movimientos.