El Carnaval de Tenerife se enfrenta a un inédito conflicto legal que podría marcar un precedente en la libertad de expresión artística. El educador social e influencer Rudy Ruymán ha interpuesto una demanda contra la murga Mamelucos, a la que exige 50.000 euros por daños morales tras sentirse señalado como racista en una de sus letras durante la final de murgas.

El origen del conflicto

La polémica estalló cuando Ruymán aseguró que la murga lo difamó al incluir en su repertorio versos que, según él, lo asociaban injustamente con actitudes racistas. En declaraciones a EL DÍA, el demandante argumentó: “Se ha producido un grave daño a mi honor, dignidad y paz personal, en una campaña de desprestigio que sigue creciendo por la persistencia en cantar dicha canción”. Exige, además de la indemnización, disculpas públicas y la rectificación de los murgueros.

Patricia Hernández, también en la mira

La portavoz socialista Patricia Hernández se sumó al debate defendiendo a Mamelucos en redes sociales, lo que llevó a Ruymán a incluirla en la demanda. En un tuit del 13 de marzo, Hernández calificó al influencer como “racista” y mostró su apoyo a las murgas con los hashtags #YoSoyMamelucos y #YoSoyTrapaseros. Dos días después, compartió un vídeo de la actuación en El Cardonal con el mensaje: “A las murgas no se les silencia con denuncias”.

Ruymán alega que estos comentarios “amplificaron el daño”, generando una oleada de insultos y ataques en su contra por parte de seguidores de la política. Por ello, reclama a Hernández 15.000 euros y una disculpa pública, en una conciliación fijada para el 4 de junio en el Juzgado de Primera Instancia número 11.

Mamelucos y Trapaseros, bajo presión legal

La murga Trapaseros también enfrenta una posible conciliación, aunque aún se busca notificar la demanda. Mamelucos, por su parte, tendrá su audiencia el mismo día, minutos después del caso Hernández.

¿Libertad artística vs. honor personal?

El caso reabre el debate sobre los límites de la sátira carnavalera. Mientras Ruymán sostiene que su reputación ha sido dañada, las murgas y sus simpatizantes defienden que sus letras son crítica social protegida por la libertad de expresión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *