La Concejalía de Infraestructuras del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha definido por primera vez un estándar de superficie para los colectivos que integran el Carnaval. El responsable del área, Javier Rivero, sostiene que 150 metros cuadrados repartidos en varias dependencias —sala de ensayo, vestuarios, servicios y almacén— bastan para cubrir las exigencias de cualquier murga o grupo coreográfico incluido en las Fiestas de Interés Turístico Internacional.
Un “traje a medida” que no sirve para todos
Rivero, que también gestionó Patrimonio municipal en el mandato anterior, subraya que la referencia de 150 m² no puede extrapolarse a las comparsas. Su fórmula incluye percusión en directo y un cuerpo de baile numeroso, de ahí que —advierte— «lo óptimo serían unos 500 m² diáfanos, sin columnas, para trabajar a escala real coreografías y escenografía».
El caso Bahía Bahitiare: ejemplo de limitaciones
La comparsa Bahía Bahitiare ilustra el problema. Desde hace un año ensaya en un local de algo más de 270 m² situado sobre el antiguo mercado de La Salud, inmueble que perteneció a la histórica agrupación Brasileiros. Aunque la superficie duplica la de la mayoría de las murgas, la formación que lidera Zara Díaz Mendoza aún necesita trasladarse a un pabellón deportivo varias noches por semana para ensamblar sus pases de baile completos.
Próxima hoja de ruta municipal
El Ayuntamiento ultima un inventario de edificios en desuso para ofrecer alternativas a los colectivos con mayores carencias espaciales. La prioridad, confirma Rivero, será dotar a las comparsas de recintos amplios y diáfanos antes del Carnaval 2027 y evitar los desplazamientos adicionales que encarecen los ensayos.
Con esta guía de metros cuadrados la corporación pretende, además, agilizar la rehabilitación de locales: “Si sabemos de entrada qué necesita cada modalidad, ganamos tiempo y dinero”, concluye el edil.