La Cuesta vivió este fin de semana una jornada inolvidable durante las Fiestas de La Paz y La Unión, donde la tradicional cabalgata volvió a llenar las calles de alegría, color y emoción. Pero si hubo un momento que logró sacudir el corazón del barrio, fue sin duda la Gala Drag, un espectáculo nocturno que desbordó talento, libertad y valentía sobre el escenario.
Lejos de ser solo un acto festivo, la gala se convirtió en un poderoso manifiesto de igualdad, respeto y visibilidad. El público, entregado y sin prejuicios, aplaudió cada performance con entusiasmo y emoción, convirtiendo la noche en un verdadero homenaje a la diversidad. Las reinas del transformismo no solo brillaron por su arte y presencia escénica, sino por representar —con cada gesto y cada palabra— la importancia de ser uno mismo sin miedo y sin filtros.
Este evento no fue solo entretenimiento: fue una declaración de principios. En cada paso de baile, en cada discurso, en cada mirada, se gritó alto y claro que en nuestro barrio cabemos todos. Que ser diferente no solo es válido, sino que es una riqueza que nos une y nos fortalece. Que tener orgullo de lo que somos y de lo que amamos es un derecho que nadie nos puede arrebatar.
Desde los más jóvenes hasta las personas mayores, el público respondió con una energía que convirtió la gala en un acto de comunidad, de compromiso y de celebración compartida. Aquí, la libertad no se pide: se vive. Y se defiende.
Gracias a cada artista que subió al escenario con fuerza y autenticidad, a cada persona que aplaudió sin miedo, y a todas las que siguen construyendo un barrio donde la diversidad no solo se acepta: se celebra.
Porque ser libres también es hacer fiesta.
Y en La Cuesta, la fiesta también es lucha.
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