Plataformas que desafían el vértigo, maquillajes extraordinarios y una explosión de pluma. Estos fueron los elementos que definieron la irrupción del drag canario en el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria en 1998, una apuesta escénica que entonces no tenía parangón en el mundo. Aunque estas artistas celebraron su 25 aniversario en 2023, nunca hasta ahora habían contado con espacios estables que programaran sus espectáculos diariamente durante todo el año, ni siquiera en el sur de la isla, epicentro del turismo LGTBIQ+.
El Yumbo Centre, tradicional santuario de la diversidad y la inclusión, ha sido durante décadas el escenario nocturno donde transformistas de múltiples nacionalidades han reinado como auténticas soberanas de la noche. Recientemente, este panorama se ha enriquecido con la apertura de nuevos espacios que amplían la oferta artística.
Sindia Almeida Vega, empresaria del sector, se ha convertido en la primera inversora de Gran Canaria en apostar decididamente por el drag local: “En este centro comercial, además de los locales que ya programaban transformistas, echaba en falta la esencia auténtica del drag canario: la plataforma elevada. Sin duda, he apostado plenamente por ellos”, explica en referencia a los locales Divinity y Cheyenne’s, ambos situados en la planta baja del complejo. “El público que asiste lo vive como una expresión artística genuina y como un gran espectáculo, que es exactamente lo que es. Lo que ofrecen estos artistas es único y no se puede encontrar en cualquier lugar”, defiende.
Desde la perspectiva del público, uno de los asistentes habituales comenta: “Hay mucha gente que aún no había tenido contacto con el drag canario y que, gracias a espacios como Divinity, ahora puede descubrirlo y disfrutarlo. Tenemos a los mejores artistas”.
Una familia artística sobre tacones
De lunes a domingo, un grupo de performers se reúne horas antes de cada función para maquillarse y vestirse colectivamente. Comparten impresiones, detalles del espectáculo y se preparan para entregar toda su energía sobre el escenario. En palabras del reconocido Drag Acrux, “hemos formado una gran familia donde predomina el compañerismo”. Hefesto, por su parte, asegura que “seguirá dedicándose a esto mientras las rodillas se lo permitan”.
Armek, otra de las figuras consolidadas, confiesa: “Me he ido y he vuelto porque participé en otras producciones, pero siempre regreso a casa porque me lo paso fenomenal. Para mí esto no es realmente trabajar”. Lemnos valora especialmente que en Divinity “puede ser él mismo como artista sin necesidad de esconderse tras un atrezo excesivo o de realizar grandes acrobacias para impresionar al público”.
Frente a los prejuicios que asocian el trabajo nocturno con prácticas cuestionables, las artistas defienden la profesionalidad de su entorno. Aunque reconocen haber vivido algún episodio desagradable, destacan que predominan ampliamente las experiencias positivas. “Año tras año, los mismos clientes que han venido repiten. Vienen específicamente a vernos a nosotros, y será por algo. No será porque los tratemos mal”, reflexiona La Tacones.
Cuando se le pregunta a Sindia si alguna noche se ha arrepentido de su apuesta por programar drag canario los 365 días del año, la empresaria responde con contundencia: “No. Nunca”.
El sector cultural espera que esta iniciativa inspire a otros establecimientos a abrir sus puertas a una expresión artística que se ha convertido en un motivo de orgullo para las islas y que no deja indiferente a quien lo descubre.